
Joe Valacchi era un miembro raso (también llamado “soldado”) de la familia Genovese de Nueva York. Su jefe directo era un tal Tony Strollo. Valacchi ni era capo, ni consejero, ni jefe. Era un simple mafioso del montón. El caso es que en junio de 1962 el bueno de Joe estaba cumpliendo condena por tráfico de heroína (hay que ver, con 58 años y traficando… así son ellos). Por lo visto Joe estaba convencido de que la familia Genovese quería quitárselo de en medio por alguna razón que él desconocía, y un día vio acercarse hacia él por el pasillo de la cárcel a un tipo que confundió con un colega de la familia. Valacchi se convenció que ese hombre estaba allí para matarlo y optó por anticiparse. Usando una herramienta del taller de la cárcel golpeó al recluso y lo mató.
A las autoridades penitenciarias no les gustó la travesura de Joe. En primer lugar porque cometer un homicidio aunque sea dentro de una cárcel está feo. Y en segundo lugar porque la víctima ni era miembro de la mafia ni por supuesto estaba allí para matar a Valacchi. El abogado de Joe le dijo que se había pasado dos pueblos y que probablemente lo de la heroína sería un chupete de caramelo al lado de la condena a muerte que le iba a caer por aquello. ¿Qué hacer? La bombilla se encendió entonces sobre la cabeza de Joe: cantar.
“Omertá” es el término que se emplea en la mafia para designar la ley del silencio. Es una de las reglas fundamentales de la mafia. “Pase lo que pase, nunca hables de la familia, ni de sus negocios, ni de sus miembros”. En 1962 ningún mafioso había roto ese pacto para hablar de la mafia con la fiscalía. Joe Valacchi lo hizo en octubre de 1963 y se convirtió en el primer miembro de la cosa nostra en sacar a la luz cositas de los Genovese.
Valacchi se hizo famoso de la noche a la mañana. Salió en la tele, publicó sus memorias e incluso se hizo una película de Hollywood sobre él protagonizada por Charles Bronson. El nombre de Joe Valacchi había pasado para siempre a la historia de la mafia y sin embargo su testimonio no sirvió para meter en la cárcel a ni uno solo de sus amigos mafiosos.
Quien sí hizo pupa de la buena fue sub-jefe de la familia Gambino llamado Sammy “toro” Gravano, de quien ya hablamos en otro post. Gravano es menos conocido pero su testimonio fue mucho más importante que el de Valacchi.